viernes, 8 de noviembre de 2013

Capítulo 32 (2/4 maratón)

(Narra Sophia)

Era ya muy tarde, si no bajaba a comprar ahora la bombilla de mi habitación que se había roto, me quedaría a oscuras toda la noche, no quería eso, pero tampoco me hacía gracia la idea de salir cuando ya había oscurecido casi.
Salí de mi casa y eché a andar hacia la ferretería más cercana, esta estaba cerrada, así que fui hacia otra que había dos calles más abajo. Sin darme cuenta, me encontré en una calle más oscura de lo normal y muy estrecha. De pronto, tres chicos claramente borrachos se me acercaron.
- Hola bonita - dijo el primero.
- Vente a casa, preciosa - dijo el segundo.
- Te lo pasarás bien - dijo el tercero, en cuyo bolsillo vi el brillo de una navaja.
Retrocedí lentamente mientras ellos se acercaban, hasta que topé con una pared. Cada vez se acercaban más y no pude evitar pensar en Louis, en lo mucho que le necesitaba ahora, probablemente estaría en un concierto y para cuando volviese ya sería demasiado tarde... Me fallaron las piernas y caí al suelo mientras los borrachos se me acercaban más y más.
Me quedé sentada en el suelo con las piernas encogidas, esperando mientras ellos se acercaban, no podía hacer nada. De repente, una sombra se interpuso entre ellos y yo y empezó a golpearles para que se fueran. Yo escondí la cabeza entre las piernas, no soportaba la violencia. Noté que alguien se acercaba a mí, levanté un poco la cabeza y vi un par de zapatillas rojas y la mano que mi salvador me tendía. Agarré su mano y me ayudó a levantarme, subí un poco más la cabeza para ver su rostro y me encontré con sus ojos, esos ojos con los que había estado soñando durante un mes, los ojos de Louis. Rompí a llorar de alegría, él se alarmó al verme llorando y me miró con cara de preocupación, pero yo me tiré a sus brazos mientras gritaba su nombre. Él también me abrazó mientras yo lloraba en su hombro.
- Louis... Gracias por salvarme, de verdad - dije entre sollozos.
- De nada, por ti haría lo que fuera, Sophia - me dijo al oído - cuando te he visto ahí en el suelo y a los imbéciles esos ahí, me he vuelto loco.
- Ya... Cuando te he visto, no sabía que eras tú, pero cuando he visto tus ojos... Me ha dado un vuelco el corazón. Creía que estabas dando conciertos por ahí. - dije yo mientras lloraba en su pecho.
- Debería estar dando conciertos, pero los han cancelado. Vamos a mi casa, ¿vale? - me dijo.

- Vale - respondí yo. Echamos a andar hacia su casa, los dos abrazados y yo llorando en su hombro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario